Padre, todavía tengo un abismo en mi alma. El abismo insondable, espantoso, de tu ausencia. Al cual me asomo cuando la vida me maltrata, tratando de encontrar tu protección.
A días parece que me olvido de ti, pero solo es un parpadeo. Solo un parpadeo. Y vuelves a dirigir mi pensamiento.
Hoy, es que hoy, dia del padre, hace veintiocho años que te fuiste de paseo, despues de sufrir toda una vida de trabajos, de gentuza que exploto a un hombre bueno. Un paseo como aquellos paseos tuyos, con tu chaqueta, tu pantalón recién planchado, la mano izquierda en el bolsillo y andando junto a mama, pausado, mirando al cielo. Que pasaría por aquella cabeza, llena de problemas, de preocupaciones. Llena de amor por sus hijos.
Y se, que salias al aire, solo para pensar como podrías hacer para sacar adelante a tus cinco hijos. Tú que no tenias tiempo de dormir, salias a pasear con mama, para pensar como seguir viviendo en las epocas del infierno. Y volver, sonriente, pero con el problema sin solucionar.
Padre, papa, hoy tengo el alma encogida, muy encogida. ¿Sabes? Es que tengo ya mas de cincuenta y todavía me haces falta. Todavía te necesito. Me hace falta un padre que me toque la mano y me diga que este tranquilo.
Daría la vida que me queda por poder hablar contigo un simple minuto. Solo un minuto, y decirte que te echo de menos. Que no es que te eche de menos, es que realmente siento el agujero en mi alma, que me falta el aire y mis lagrimas ruedan mientras escribo estas letras para tí.
Por eso intento mantener siempre y cada día tu memoria en la mía, aunque me olvide de nimiedades como el respirar. Gracias padre, porque aqui estoy, gracias a tí, con lo que sufriste para que estudiaramos. Lo conseguiste, estate tranquilo allá donde estes, lo conseguiste.
Tú nunca quedarás en el olvido. Tu hijo te lo promete.
©Javier Sánchez 2019
El padre; siempre ausente en toda creación. La belleza y la nuestra historia es lo único que tenemos para entenderlo.
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Muy cierto.
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