Pesadilla

Ayer por la tarde que me tumbe a la siesta sobre las dos, solo para una cabezadita, bueno desperté a las 6 de la tarde, pero bueno. Pues tuve una espantosa pesadilla. Soñé que iba en el coche y que en el Spotify saltó a traición una canción de «Leonardo Dantes» (supuesto cantante) y en ese mismo momento, de la impresión, tuve un accidente contra un árbol, un cocotero para más señas, algo extraño por qué yo iba tan tranquilo por la estepa castellana, con rectas de 11 km y solo había ese cocotero, allá por la carretera de Villacañas dirección a Villacañas (Toledo).

Y soñé que después del accidente contra el árbol y los 22 cocos que me cayeron encima, oía, entre tinieblas, como los guardias que intentaban sacarme del coche y del montón de cocos, como todavía sonaba la canción del Leonardo, decían que yo era un fan de ese pavo y yo gritaba que: ¡No, no, no! ¡Eso es mentira picoleto cabrón, con perdón, pero no invente!

Ya en el hospital, decían que el club de fans de ese cantante me hicieron socio honorífico por haber tenido un accidente contra un cocotero escuchando una canción de él. Y yo, pobre de moi, toda esta locura la veía en la tele tumbado en la cama del hospital, con las piernas, los brazos y los dedos índice de ambas dos manos enyesados, que parecía un director pobre de orquesta. Por Dios, oye que veía como la noticia se iba esparciendo por todo el mundo, por los siete continentes y hacían entrevistas a mis amigos que decían que si que tenía un altar en mi casa y que yo era un poco raro ya desde pequeño, pedazo de cabrones que están hechos mis amigos. Un verdadero espanto, un horror, yo que soy fan numero uno de los Rolling Stones y de Mocedades.

Que pesadilla, me he despertado entre sudores y llorando como el emprendedor lumbreras de mi cuñado que ha puesto una tocineria en Marrakesh y no le he sido nada bien. Esta fue peor que cuando soñé que me dedicaba a la política y no me sobornaba nadie, porque me decían que tenía cara de gilipollas.

Y nada que eso que os quería contar. Es que me aburro cosa mala con esto de la escritura.

Hala, ta luego.

Con poco cariño
Javi

© Javier Sánchez enero de 2022 C.P.P. (Casi Post Pandemius)

ESTA MAÑANA POR LA MAÑANA

Esta preciosa mañana de domingo he salido a correr, a los diez minutos me he mareado porque iba sin mascarilla y me entraba demasiado oxígeno, he hecho unos 5 km o eso creo. Oye, que una hora más tarde he llegado a casa y pesaba más que cuando salí, pero, eso sí, con taquicardias, ahogos, mareos y ganas de potar. Será eso de que, corriendo, andando, trotando, he llegado a mi antiguo barrio, «La Pau» de Barcelona y me he parado a desayunar en «Bar Gonzalez». Nada, poca cosa, unos callicos, con pan de pueblo y dos coca colas, eso sí, el café con leche con sacarina y dos croasanes de chocolate

No os dejéis engañar, que se empieza corriendo los domingos y se termina comiendo alfalfa, bocadillos de pan integral con tofu desnatado y desayunando alpiste, con chía con leche desnatada y agua. Y eso sí que tiene que sentar mal.

Cuidadín, que no es oro todo lo que reluce o algo así. No se a que viene esto, pero queda bien.

Con poco cariño
Javi

Práctica deporte habitualmente, pero que no se te vaya la pelota, es un consejo del Ministerio del Interior o del exterior, bueno uno de esos.

© Javier Sánchez Agosto de 2021

Decisión

La vida, como tal, no da vueltas como dice el famoso refrán. «La vida da muchas vueltas». No es cierto.

Sigue una línea en concreto para cada uno. Guiada, consciente o inconscientemente por nuestras decisiones.

Se puede cruzar mil veces con otra vida, e incluso mantenerse al lado de otra largo tiempo, o hasta el final de uno de ellos. Pero todas siguen su curso, inexorable. E incluso puede cruzarse de nuevo otras mil veces más.

No la cambiamos, creemos que si, pero no es cierto, hagamos lo que hagamos, no lo conseguiremos. Si tú decides cruzar una calle en lugar de cruzar por otra, esa decisión es la vida, esa es tu decisión, única, y no hay vuelta atrás.

Pasado el toro, piensas que podías haber ido por la otra. Pero eso ya es fantasía i aprendizaje, pero ya pasó, demasiado tarde. ¿Esa era otra decisión, podía haber cambiado tu vida? No, no era tu decisión primaria, no era la que tomaste, de hecho, nunca hubiera sucedido.

Nos culpamos de todo lo que nos pasa. ¡¡Error.!!

No nos podemos culpar de todo los que nos pasa. No demos vueltas de tio vivo al mismo problema. Las soluciones no vienen solas, pero tampoco buscarlas constantemente en un imposible da con ellas. Aunque los eternos positivos piensen y cacareen a los cinco vientos y siete mares, que todo tiene solucion, la verdad es que no todos los problemas tienen solución. No es cierto, nunca lo será.

No nos culpemos por nuestras decisiones; malas o buenas, son nuestras. Esa es la libertad de vivir. La libertad de decidir.

Nunca nos arrepintamos de la actuación de una decisión. Rectificar la resolución de una decisión es otra decisión. Tomemos la que tomemos, es nuestra. Pero sigamos hacia delante, te quede el tiempo que te quede, tengas los problemas que tengas, tengas la edad que tengas. Nunca te arrepientas de lo que decidas.

Joder. Es que todo es demasiado corto como para pararse a pensar si hice bien o mal. Por supuesto que puedes recordarlo, pero no machacar con el «si hubiera hecho esto»

El pensar si haré bien o haré mal, puede estar bien, pero con los límites de la cordura.

¿Y si te enamoras perdidamente? A la edad que sea. ¿Que vas a hacer? ¿Pensar si haré bien o haré mal en decírselo? ¿Aunque sepas que no te corresponderá? Hay que ser natural y con naturalidad decirlo ¿Esconderlo, porqué y para qué?

Siéntete orgulloso u orgullosa de tus decisiones. Piensalas, pero como la luz de un relámpago, no por mucho tiempo, y descarta las que no sirven, y… olvidalas. Y las decisiones tomadas, tomadas están. Sean cuales sean.

La vida son cuatro días y tres de ellos están nublados. Como no vamos a aprovechar lo que se te presente por delante. Nadie dijo que esto de la vida sería fácil. Tampoco nos dieron un libro de instrucciones, ni mapas, nada.

Deja que fluya como un río. Un río de vino, de leche o de agua cristalina, que mas da. Lo que importa es el río, no lo que lleva.

Tampoco me hagáis mucho caso, los tres psiquiatras que me llevan me han prohibido escribir, porque dicen que escribo tonterías que no entienden, yo tampoco les entiendo a ellos. Me dan medicación para no tomar decisiones «Decisionil Sugestiv». No les hago caso y así me va, que escribo gilipolleces cómo esta, que la mitad de las cosas están copiadas de las galletas de la fortuna del restaurante chino de al lado de casa.

Pues hala, feliz 2021, que se me había olvidado en Enero, es la medicación. Perdón.

© Javier Sánchez junio de 2021



© Javier Sanchez junio de 2021

Una entrevista

De un tiempo a esta parte, he hecho como unas doscientas entrevistas, no me han cogido en ninguna, es realmente desesperante, en todas me echan antes de empezar a currar e incluso antes de acabar la entrevista. Y todavía no lo entiendo, no captó que hago mal. Os cuento de qué va y lo que me pasó en la última…

Entré en la sala de espera de aquella oficina toda llena de títulos y cuadros abstractos, de esos que hay dibujado un punto y el precio ronda los 200.000 €.. Y digo «el precio», el que le ponen los «que saben» no es que lo valga ¿Eh?

Había entregado un CV (currículum vitae) en aquella empresa hacia un año y medio por lo menos, el cargo por el que me habían llamado era de «Accounting advisor», vamos en idioma menos gilipollas, «Asesor contable», el conocido como «el numeritos» de toda la vida.

Todo esta situación viene de que estaba y estoy en paro e iba asiduamente a la oficina de empleo, donde había un funcionario que le llamaban «el cursillos», esta aventura, la de aquella catástrofe de búsqueda de empleo, la cuento en mi famosísimo «Best Seller Bloguer Award» (o como se escriba) de este mismo blog llamado «Buscando trabajo».

Pues eso, que «el cursillos» me indico que hiciera un curso a distancia de contable para empresas y lo hice. Fue agotador, porque lo que yo no sabía es que el puto curso iba de números y cuentas y más numeros de cuentas, un mareo constante. Joder, yo pensaba que era para contar cosas en empresas, para relatar cosas, cuentos y todo eso. Vamos lo que hacen los coach estos, que te lo venden todo de color bonito, pero claro, todo es si te esfuerzas y trabajas 10 horas al día por 1000 €, tu también llegarás a tener un yate de 80 m de eslora y tonterías de esas, en la siguiente vida claro. Pero no, era más complicado, bastante más complicado, luego si me apetece os lo cuento. Que seguro que será que no, más que nada porque soy muy vago y por eso no tengo un yate (sarcasmo). Si eso, ya sabéis, lo leéis en el presente blog, no la dejo el link porque me da palo, buscadlo.

Pues terminado el maldito curso me eche a la calle a entregar CVs por todos los sitios. Entregaba en los puntos de venta de la ONCE, en charcuterías, hasta en las oficinas de los ministerios, que me echaban a patadas, por cierto, se ve que allí esto de que les lleves la contabilidad no les sienta muy bien. Sobre todo en Obras Públicas. Que curioso

Pues como os decía, que me llamaron de esta empresa, la empresa se llamaba «Sausages Sánchez and Brothers», vamos «Salchichas Sanchez y hermanos», pero es que en inglés mola más. Y aquí estoy, en la sala de espera, esperando.

– Señor Sánchez, Javier Sánchez….

Mira ya no espero más…

Y pase al despacho del pavo de RRHH (Recursos Humanos) , que suena a ONG pero todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

– Pues tengo muy pocos defectos, señor, y muchisimas virtudes. Soy responsable, emprendedor y me gusta, sobre todo, el trabajo en equipo.  – Le dije al pavo que me recibió con la desgana de un cazador de mejillones.

Un tío flaco con el pelo engominado, José Serapio Buendía, que manda cojones con el nombre. Alto, gafapasta y una vocecilla de esas como cuando te pillas un dedo con un cajón de la cocina, como muy gritón, no acompañaba a la.envergadura del individuo. Vamos de esos tipos que le dabas un guantazo, así porque si.

– Muy bien eso nos gusta.- me dijo el largo –

Y le contesté estoicamente, que no se lo que es pero lo he leído a un bloguero de estos que sigo.

– Si, es que así le puedo echar la culpa a los otros. Pero soy una persona muy seria, formal y me ducho casi siempre.
– Hombre lo de echarle la culpa a otros no es muy de trabajo en equipo ¿No cree?
– Como que no, mire, es como el fútbol, si te viene un defensa grande, de esos de dos metros, así como usted pero bien hecho, que te va a partir por la mitad si te coje, ¿Que haces? oye pues se la pasas a otro. Pues eso, trabajo en equipo. Tampoco es tan difícil de entender oyes. O es que entre los jugadores millonetis del fútbol está permitido y entre la chusma no.
– Bueno , ehem, vale, joder nunca me lo había planteado así… Aquí dice que estuvo en la universidad de medicina. Muy bien, alguien con conocimiento sanitarios nos iria…
– No, no, no, jajaja, no es así. He puesto que estuve, no que hice la carrera, se me hizo muy cuesta arriba, es que me desmayaba con la sangre y los muertos me dan miedo, yo quería ser médico de la seguridad social, los de las recetas y todo eso, pero no me salió bien.
– Vaya tela oiga, menudo elemento está hecho usted

Me dijo el gafapasta mirando el CV de nuevo.

– También me indica que ha sido usted, reponedor en Mercadona, profesor de «Filosofía y economía sumergida, detective privado, calibrador especialista de lentejas… ¿Joder eso qué es?
– Pues mire, yo trabajaba sentado en una línea y miraba las lentejas que pasaban por la cinta y las grandes las quitaba. Es que tengo vista fotográfica oiga.
– ¿En serio? No me lo puedo creer…
– Noooo, es broma, no tengo vista fotográfica. La verdad es que no hacia nada, eso sí, me mareaba con tanta lenteja pasando, fue un enchufe de mi cuñado, pero me echaron por falta de productividad o algo así.

El gafapasta ya no me escuchaba, leía mi denso CV. Se tocaba las gafas con las manos temblando.

– Manda cojones, vaya tela.
Hostias! Madre mía, aqui en una esquina me ha dibujado un pene, honbreeee un poco de decoro.
– No se que significa eso de decoro, pero es que también soy pintor. Me nace asin oyes. Pinto cuadros, paredes y en folios. En cualquier momento. Es como un trastorno que tengo, mire usted, ahora mismo le dibujaba unas tetas en la frente, pero me contengo, soy buena persona.

El largo alucinaba, se me quedó mirando y me dijo con calma.
– Mire, larguese de aquí antes de que llame a la policía o peor, a mi suegra.
– Me voy, pero por qué yo quiero. Que desagradable y malahe que es usted.

Y me fui, tal y como entre pero al revés, me fui a casa a llamar a otra empresa, es que me he dejado el móvil. Y a pensar el porqué me echan de todas las entrevistas.

© Javier Sánchez mayo de 2021