Todos tenemos una persona como mejor amigo o amiga, que está por encima de los tiempos, por encima de todo y de todos. Ese amigo o amiga que nació contigo hace décadas, que apareció un buen día a tu lado, que te acompañó en tu juventud, lloró tus lagrimas, compartió tus risas, sufrió tus problemas y compartió tus felicidades.
Todos tenemos a esa persona escondida entre las sábanas en el cajón de los recuerdos, esos recuerdos que a días te hacen respirar de una manera especial, que aparece en situaciones del día a día que te recuerdan casi al mismo momento que vivisteis y te hace sonreír e incluso reír pues a tu memoria vuelve aquel único e irrepetible momento.
Todos tenemos a esa persona que , hoy por hoy, casi no está pero ciertamente si que está, siempre se le siente, está al otro lado de la vida, entre bastidores. Y no dudamos en amar aquellos momentos que nunca fueron una película, eran de verdad, aquella persona era y es real.
Y a veces, en los malos momentos, te diriges a la cómoda de tu habitación y buscas entre las sábanas para tocar aquellas conversaciones, aquellas miradas, cuando esa persona era tu apoyo, tu risa, tu llanto, tu todo.
Ser amigo o amiga es la única profesión vitalicia que el ser humano tiene la esperanza de no perder.
© Javier Sánchez mayo de 2023
Pensamientos
Libertades
En nuestros sueños somos libres de las cárceles, de nuestras cárceles de, a veces, terribles realidades.
Sueña entre las celdas de esas cárceles que te oprimen, pues realmente de libertad se componen.
© Javier Sánchez mayo de 2023
Aprender.
Cuanta vida me ha costado
No saber reconocer amores
No saber soltarlos cuando no.
Cuando dejaron de serlo.
Cuanta vida se me fue
Pensando que sí pero no
Soñando una vida imposible
Contigo de compañera.
© Javier Sánchez abril de 2023
Ese beso
Unos besos, los que son de dulzura, de pasión, de lealtad, de apoyo, de curiosidad, de octubre, robados, provocados.
Y… ese beso, el absoluto, el determinante, el único e irrepetible y nunca buscado, siempre encontrado. Es ese beso, el que desarma tu vida, el que te lleva a la suavidad, de la hermosa parte de la vida, donde el alma se expande en la calida boca del otro ser.
Es el beso profundo, inmenso de un todo, caliente y etéreo como el alma acelerada.
Es ese beso, el que declara, bajo el húmedo juramento divino, el amor incondicional.
Es el ruego, al ver sin mirar. El agradecimiento con los ojos cerrados.
Es un perdón por un atrevimiento, es un precioso adagio a la vida.
Un beso donde los extremos de la existencia conviven en el arrebolado contacto de unos labios.
Ese beso que te lleva a ese sublime momento en el que mueres sin morir..
© Javier Sánchez abril de 2023
Pues lloro a oscuras y río en público.
Trazo caminos, que se cruzan, que se separan, que juegan paralelos.
Llevo toda mi vida dibujando caminos. Trazo dibujos en forma de abecedario ordenado, mis pensamientos en tinta y papel, mi liberación. Donde soy mas vida que mi vida. Donde me siento algo.
Y trazo notas, claves, octavas, corcheas y semicorcheas, blancas y negras… mi guitarra, de cuando las hogueras, de cuando pequeñas salas llenas de gente, olor a tabaco y a alcohol. Mi piano, poemas sonoros, blanco y negro, con el Mi menor, mi nota triste que inicia bellas melodías, bello erizado al son de la balada mas bella del mundo, cuando todo al unisono canta. Vida.
Trazo palabras, con mi voz, que vuelan a miles de kilómetros, o a ti, a un metro, para que tus alas sean igual de blancas que ayer y nada ni nadie las pueda marchitar.
Y vivo, vivo en mi obra de teatro, vivo en mis muertes y mis vidas, mis imaginaciones y mis decepciones. Y vivo, afloro con mis poemas, mis letras, mi música, afloro entre grises y fiestas de colores, en esta vida pura y dura, la asesina del tiempo, que se consume entre quiero y no llego, entre llego y estoy, la felicidad ahí está, entre ellos.
Y ven el cielo mis lagrimas, por que las tuyas afloran y se me encoge el alma al ver tu imagen. Porque tengo la desgracia o la suerte de que mi alma se contagia de todo. Pues lloro a oscuras y río en público.
Porque ayer me compré una nariz y unos zapatones de payaso para competir contigo. Vida.
A ver quién gana.
© javier sanchez abril de 2023
Pues pasará.
Y si un día
Cuando te vea
Cuando te abrace
Te besaré sin respirar
Por si acaso sucede
Que se me escapa la vida
Sin besarte de nuevo.

Y cuando ya no pueda verte
Cuando ya no quieras verme
Cuando ya no pueda abrazarte
Cuando ya no quieras besarme
Por si acaso sucede, pues pasará
Que se me escapa la vida
Me iré lejos , allá donde
Van los que aman.
© Javier Sánchez abril de 2023
He de confesar
Ahora, en estos inviernos de mi vida, cuando todo puede ser lo último confieso que casi nada me ha salido como lo había imaginado o planeado hace más de cuatro décadas.
• Pues caminé por donde dije que jamás iría.
• Subí escaleras que prometí no subir, las subí y varias veces.
• Tuve amigos con los que ahora ya no me une nada, por motivos muy diversos. Terribles y no tan terribles.
• En mi camino encontré y me uni a personas, que no gente, maravillosas con las que hace años no habría compartido ni un café.
• Peleé y mucho por gente en las que ahora no invertiría ni un minuto de mi tiempo.
• Amé a personas que me amaron por un tiempo interesado, que me partieron el alma en mil trozos y olvidaron ese amor de un plumazo.
• Amé a quien no debía, aunque eso es vida, pero lo sufri así y lo admito así.
• Erré en no mirar a la vera de.mi camino y no ver que ella estuvo alli.
• Lloré por quién no debía y me olvide de quien si debía.
• Morí tres veces, si, mori tres veces y a pesar de ello no aprendí nada.
• Pero llegados a este momento, a hoy mismo, he ido encontrando el sentido de mi vida en preciosos momentos que hace años me habrían pasado inadvertidos, invisibles, no necesariamente con una sonrisa, pero preciosos momentos que dan sentido a casi todo, si, y digo casi, pues nunca se tiene todo.
O, bien pensado, posiblemente es lo que debía de hacer. ¿No? Nadie me dijo qué o como o cuando debía o no debía de hacer. No sé, eso de planear la vida…
© Javier Sánchez abril de 2023
El del tiempo.

El tiempo, pasa el tiempo y queda atrás mucha mas vida de la que me queda por vivir. Pasa el tiempo, mi memoria se cubre de juventud para protegerme del tiempo. Parte de mi cabello se fue a ver mundo y parte de el se ha mareado, tiñendose de blanco, proporcionándome el «usted y aquello de: disculpe señor»
Las arrugas ya han colonizado mi cara, mis manos, mis ojos ya miran de esa manera tan especial que dan los años y ya avisan al prójimo que soy un peligro si me dan pie a hablar, a contar historias, a explicar eso que me ha pasado (y me pasa) de la vida.
Y que dicen que ya voy cuesta abajo. No, que va, me deslizo cuesta abajo, pero de espaldas y parece que voy cuesta arriba, superando todo lo que se me permite superar, sólo es una forma de ver, de observar, de manipular el tiempo, es una manera de enfrentarte al camino que me ha enseñado el tiempo. Desde luego si siento, claro que lo siento, el deterioro de mi cuerpo, que no de mi alma. Y percibo la capacidad del «Ahora mismo te iría a buscar para escaparme contigo al fin del mundo», pero luego, de inmediato pienso, «pero dónde vas alma de cántaro, piensa que cuando ella tenga sesenta años tú tendrás 71», no le puedes hacer eso, que ya llevarás pañales como en tus inicios y ella seguirá tan bella como antes.
Pero el tiempo, ¡ay el tiempo!, te hace soñar egoístamente (es un lujo solo permitido a nos, a los de mi especie), oye que si que puedes hacerlo, que la puedes ir a buscar, con una mochila de poca ropa, unos pocos discos y mi guitarra, solo eso. Pero… Es que eso, eso es solo el sueño de quién ya controla su tiempo y lo mío no es el egoísmo.
A otra cosa mariposa. Hay a quien el tiempo le agrieta la cara, el temple y el humor y hay a quien el tiempo le agrieta la cara, le proporciona el temple y le agudiza el humor. Que le ayuda a estar solo, que no en soledad, que ya percibe lo que los otros creen que no percibe, que gusta de que no cuenten con él solo cuando al resto se le nubla.el día y cuando les luce el sol pues desaparecen y ya no le lloran, pero él sigue vivo, todos los días. Aunque eso no sucede habitualmente.
El tiempo te da las ganas de llorar con calma, sin vergüenza, te da las ganas de reír, reír con y no de, con delicadeza,, con diplomacia.
Te da la capacidad de amar, de amar con Ese tiempo te da el vicio de la música, del arte, el de no callarte nada de nada. Te da la licencia de presentarte tal cual y te da igual quien mire y si no teira también. El enamorarte o seguir enamorado después de casi cuarenta años. ¿Curioso verdad?
No temáis, ni me hace ni puto caso.
El tiempo no se posee, realmente te mide, te pesa, te dice el qué, el cuando y el como, y aún si te equivocas, pero ese tiempo te enseña que es una belleza equivocarse. Que se hecho… De eso se trata la vida, de equivocarse.
Es más largo pero es que tengo que aprovechar el tiempo en otras cosas. Gracias por vuestra atención.
Saludos a los niños, etc.
© Javier Sánchez abril de 2023
Aquí, allí, en cualquier momento.
Entre mil vidas te buscaré, hasta dar con la que me encuentre contigo, bajo las nubes, bajo el sol, en la vida que sea.
Por mil calles andaré y en mil esquinas te esperaré, bajo la luz de una farola, preguntaré a los ancianos, una y otra vez, una y otra vez, para que me cuenten cómo puedo hacer, para volverte a ver, para encontrarme contigo de nuevo, para volver a quererte, para volver a empezar.
Te buscará por los mil mundos de entre millones de galaxias, entre los mil tiempos, hasta hallar ese sublime momento, ese único momento preciso en el que te vi, en el que aquel hilo eterno se hizo visible.
A mil dioses rogaré y mil veces moriré, si es preciso, hasta que todo sea como pudo ser y no fue. Hasta que las vidas, los mundos, las calles, las esquinas, los ancianos, los tiempos y las vidas se acaben.
Te buscará por los mil mundos de entre millones de galaxias, entre los mil tiempos, hasta hallar ese sublime momento, ese único momento preciso en el que te vi, en el que aquel hilo eterno se hizo visible.
Y será entonces, y solo entonces, cuando vuelva a escribir estas letras, declarando esta promesa.
La promesa que dice que te encontraré. Estés cuando estés. Estés donde estés. Aquí, alli onen cualquier momento.
Y probaré, probaré a ver si me aceptas.
©Javier Sánchez abril de 2023
Somos realmente incómodos.
Somos algo realmente incómodo para nosotros mismos, pero no nos damos cuenta.
Hemos llegado a ser realmente amnésicos vitales. Se nos está yendo ese asunto tan serio llamado humanidad, la mentalidad infantil, la sonrisa infantil, el olor a bebe. La humanidad. Eso que deberíamos de tener todavía implantado en el cerebro guardado a bien recaudo entre nuestro ADN más primario.
Vamos de camino cambiando hacia algo extraño. Me doy cuenta que estamos realmente lejos de los tiempos de juegos, de los tiempos de la sinceridad, de la naturalidad. Estamos desembarcando en los tiempos de la pose y del yo único, mil veces comunicado y compartido, pero único. Y… Solitariamente conectado.
Regalamos a los niños moviles, tabletas y diversos aparatos que sustituyen y anulan el otorgamiento de la herencia de nuestra imaginación hacia ellos. Esa imaginación que nos permitía contar un cuento inventado, aquel de una princesa y un príncipe en un precioso bosque, repleto se árboles enormes, caminos que llevan a preciosos riachuelos, donde corretean el príncipe y la princesa que se enamoran y al final se besan. Así de simple.
Vemos jugar a la pelota, a cualquier pelota, pero se nos olvidó como se juega, se nos olvidó hacer paracaídas con bolsas de plástico de la compra de los papá y mama.
Ya no se ven cometas en la playa, castillos de arena con una criatura rebozada de ella. Solo chiringuitos cerveceros, llenos de exigentes seres, que precisan el servicio al minuto, estando de vacaciones. Ni correr descalzo por la hierba de los prados, sentarse en una roca y reise porque si. Porque no toca reírse, pero tú vas al revés.
Las generaciones empiezan a ser los descendientes de los aparatos mágicos de colores, tan caros que son como un tesoro.
Precisamos imperativamente saber quién está al otro lado del mundo, pero lo que hay al nuestro lado ni nos va ni nos viene.
Nos olvidamos de los días preciosos, azules y frescos, de los días de sonrisas, de los días que somos lo que somos y solo nos acordamos de lo mal que nos va, del famoso «es que no me da la vida»
Se nos está olvidando como hacer reír a alguien, está huyendo la manera, la forma, el cariño de cómo hacer sonreír a un niño.
Hacer reír a alguien es la mejor medicina que existe, para quien ríe y para quien provoca esa risa.
La verdad, es mi humilde opinión, cada día se ve más gente y menos seres humanos. Es triste.
© Javier Sánchez marzo de 2023
TDM trastorno depresivo mayor
Cuando…
El vacio y la desesperanza, La fuerza del alma convertida en arena. La sonrisa borrada El cansancio y la falta de energía. La ausencia de consideración, por el esfuerzo trabajado. El sentimiento de culpa. Los llantos escondidos tras las puertas de las risas. La amabilidad forzada con el alma destrozada. El hundimiento del mundo a tu alrededor. La soledad, la espantosa soledad, de la incomprensión. La falsedad, que invoca a esa soledad entre tanta gente. La mano que no te acaricia y el hombro que no llega. El ser fuerte durante años, sin necesidad de serlo. Las exigencias malvadas. El interés de la gente, sólo cuando interesa. El esfuerzo del llanto que ríe en el espejo. El pozo estrecho. Pensamientos terribles sobre la muerte, pensamientos suicidas. El miedo… a todo.
Se convierte en un monstruo de multiples cabezas, que te va comiendo, minando la vida. Y los que creen que te conocen o creen que saben qué es lo que te sucede y te comentan:
- “Es que nadie te puede ayudar…”, “debes de salir solo”, animo que todo pasa”
No, eso no es cierto, pues lo único que sirve, a nivel humano, son las miradas, los alientos, os abrazos, las sillas que se mueven hacia ti con una sonrisa. Eso es ayudar, eso es empatizar, eso es entender, eso es apoyar.
Pero es que este mundo no se mueve por una lágrima, no se mueve por un insomnio, ni porque te ocultes en la cama, bajo las sábanas o miles de ellas y tus lágrimas se escondan entre tus manos.
Con solo una persona, solo una, entre millones, puede solucionar, puede aliviar de sobremanera lo que ningún profesional, ningún «cuñado» charlatan ni ninguna terrible frase como la… “yo he pasado por ahí, ánimo, todo pasa” Una persona con alma.
Alma, solo hay que tener alma. Y es que con solo esa determinación de una sola persona, con solo una, te puede dar el asidero para salir. Salir del pozo negro, de esa perdida, del agotamiento de perseguir nubes en la niebla y ser ciego en blanco. Solo un ser humano con las seis letras puede hacerlo.
Hace unos días lloré, conviví con una persona de mi sangre que estaba defendiéndose del ataque sin piedad de la vida y eso es algo terrible, vi esa angustia en su cara que desarmaba mi alma hasta el punto de que ahora, hoy, esta noche, a las 00:10, he decidido escribir esto, entre lagrimas, con el alma encogida y consumiéndose poco a poco y esperando a volver para ayudar.
Y es que no puedo evitar pensar en el infierno que persoalmete viví hace tiempo y en el cual siempre estoy en peligro de volver a caer. En aquel espanto de duerme vela, de hundimiento, de llantos nocturnos, de no querer despertar. No dejo de pensar en aquellas tristezas incontrolables y en la soledad acompañada de nadie. Soledad entre multitudes.
El Trastorno Depresivo Mayor es un parasito que se instala en tu mente, en tu cuerpo, en tu entorno y te incapacita para la continuación normal de la vida. Es algo realmente espantoso, realmente terrible y no lo atendemos como corresponde. Tenemos que acostumbrarnos a mirar al lado, a nuestro lado y mirar a los ojos de las personas, a no guardar silencio por comodidad y dejar pasar el trance de a persona. Si tienes alma, lo entenderás enseguida.
De verdad, os lo prometo, sé de lo que escribo. Se lo que es literalmente.
© Javier Sánchez febrero de 2023
Veritas
Últimamente, tal vez será porque la edad avanza y me convierte en algo con sinceridad venenosa o porque la gente se va y no vuelve a mi vida, me he dado cuenta que todo el mundo quiere, imperativamente, mostrar la apariencia de que todo le va bien, de que todo está bien, hasta que por casualidad tienes, simplemente, una pequeña conversación con ellos.
Y es entonces cuando te das cuenta de que nadamos entre unas amplias generaciones inundadas de tristeza, de personas solas, que no solitarias, luchando por sobrevivir, viviendo entre frases hechas, caras sonrientes, de dibujos con corazones y besos y poses de fotos bonitas. Y una nula sinceridad, nula comunicación y/o empatía.
P.D.
También puedo estar equivocado.
© Javier Sánchez febrero de 2023
Y su mente se vació de flores
Tenía su alma hecha girones por no atender a las razones de la razón, la que nunca sirve para vivir realmente.
Tenía su alma rasgada, por no entender la jugada, la jugada del destino, la que no entiende de amores encontrados. La jugada de amores extraños, la que no entiende de destinos.
Su mente se vació de flores y todo por no entender ni atender a sus errores. Y su mente, al borde del abismo, por no ver el pequeño atisbo de ese, el que no era.
El error de quererla o amarla, así era, sin deber y sin poder, así era. Error, el error, la errata, la que siembra la vida, de vez en cuando y obligó a que la esperanza partiera.
Él, una vez le dijo, te amo, fue tan fácil y sonaba tan bien, cual música de trovador nocturno, bajo el balcón de la doncella. Pero que la doncella amada le devolviera el anhelado te amo no era posible. Y su alma enfermó, pues el supo que ya nunca estaría con ella.
El hombre sabia, que antaño las distancias eran salvables. Por que los amores eran iguales. Por muy lejos que estuviera la bella dama, él existía. Pero el devorar del tiempo creó la gran brecha, la que distancia las sonrisas.
Y aún asi los sentimientos, si, esos que son amores, todavía corren en cuadrigas de cuatro caballos. Igual que hace tres mil años. Nada cambia.
Y el hombre pensó:
– «Que misterio insondable es esto del amor, que cual peregrino que no sabe donde va. Alma que no piensa y se torna corta de entenderás cayendo al abismo de la locura»
©Javier Sanchez febrero se 2023
Se amable, siempre.
Si siempre te diriges hacia el norte, porque crees que es lo correcto y a todos recriminas que no se dirigen hacia alli, recuerda que pasado un tiempo, llegará un día, que inevitablemente, tú te dirigirás hacia el sur. Se amable siempre.
©Javier Sanchez febrero se 2023
Ayer
Eran tiempos de mente blanca y pura. Del frío que se curaba con el calor de las manos mamá.
Eran tiempos de colegio.
Del maestro con el titulo de Don o Doña…
De cuando la educación estaba en casa y las letras y los números en el cole.
De si te castigaba el profe, en casa sucedia… «Algo habrás hecho»
Los psicólogos solo estaban en las películas.
De salir a la calle, a jugar con los amigos y amigas hasta la hora de cenar. De correr porque si, no porque es obligatorio o moda. De rodillas peladas. De heridas en los codos. De hacer el parque de casa un bosque sin fin.
De juegos que ahora suenan extraños.
De las sabanas limpias de mama. De la cama hecha por ella como nadie sabia hacerla, ni sabrá.
Eran tiempos de papá cenando con todos, antes de ir a trabajar. Solo pedía eso el hombre. Cenar en casa, los siete. Una ángel de hombre que se desvivio por nosotros y pagó con su salud.
Eran los tiempos que mi madre andaba por la casa con la radio a tope, cantando y las tristezas espantando. Porque, si, ahora hay problemas, pero me río yo de estos problemas.
Eran tiempos de gloria, de veranos de playa, de camping, de pueblo en verano, todo el día al oreo, de inviernos de abrigo volviendo solo del cole con tu hermana pequeña de la mano, sin guardaespaldas, con lluvia o nieve, de infancia de verdad, sin maldad, con la niñez por montera y la sonrisa hecha con las caricias de tu gente, de amigos, amigas, vecinos, colegios, profesores, tíos, tías, primos, primas, abuelos, abuelas. De lo que era la vida al viento, natural y auténtica.
Y mi madre cantando espantando tristezas.
© Javier Sanchez febrero de 2023
Ambos
Ella le dijo:
No creas que estás solo, amor mio
Recuerda, estoy a tu lado, sientelo
Recuerda, siempre estoy a tu izquierda.
Aunque, para él la vida nunca es fácil
Ella siente su alma de una manera unica y siempre le susurra:
No creas que estás solo, no es así
Recuerda, estoy a tu lado, creeme
Recuerda, siempre estoy
sentada a tu izquierda.
No te pierdas solo, no te pierdas
Entre tus profundos abismos
y los abismos de los demas
Ya no sufras más porque:
No creas que estás solo, no es así
Recuerda, estoy a tu lado, sientelo
Recuerda, siempre estoy
sentada a tu izquierda,
Posa tu mano en mi pierna,
donde grabé tu nombre, años ha
Recuerda que siempre me importarás
Donde estés y cuando no estés.
En el tiempo que estés, sienteme
Pues en tu mano dormiré
Sujetando tu espalda, al dormir.
Y el le contestó:
Mujer, ruego a los dioses
Que nunca me faltes, nunca te vayas
Pues si yo he partir de estos mundos
Siempre tendrás mi sonrisa y mi amor.
Cuando mi alma pese veintiún gramos
Siempre me sentirás a tu derecha
En tus labios y acariciando tu espalda
Rozando mi nombre dibujado en tu pierna
No creas que estarás sola, no es así
Recuerda, estaré a tu lado, siempre
Recuerda, siempre estaré sentado
Sentado a tu derecha, mirándote.
© Javier Sánchez febrero de 2023
Con Federico, aquella mañana en el parque.
Aquella mañana, en el parque, había quedado con mi amigo Federico, una bella y soleada mañana de marzo. Hacia un año que Federico y yo no nos veíamos, solo por carta sabiamos el uno del otro. La distancia fortalece la amistad y Federico era amigo, un amigo de verdad, sé que es una redundancia el ser un amigo de verdad. Federico, hombre culto, amable y con un excelente sentido del humor, aunque quien no lo conociera íntimamente desconocía tal faceta. Y por alli venía, por el camino del parque, entre las flores, paseando tranquilo con una sonrisa en la boca, esa sonrisa que desarmaba a cualquiera, ya preparaba sus brazos para el abrazo alargando con ello su sonrisa.
– Querido amigo cómo estás, como va la vida, tiempos hace.
– Si, tiempos hace Federico, me alegro muchísimo de verte. Un abrazo amigo mío.
Federico me dio un abrazo como solo él sabía dar y me invitó a sentarnos en el banco.
– Sabes amigo mío anoche estaba muy nervioso y no habia manera de dormir. Tenía tantas ganas de verte…
– Aquí estoy y el mundo también, lo he traído conmigo.
– Ay amigo, este mundo que está dejando de soñar y solo piensa en militar.
– Si, Federico , así es…
– Mira amigo mío, cuando consegui dormir tuve un sueño y vinieron a mi sueño unas palabras que pulularon a través de mis sueños y se convirtió en algo como un pequeño poema. Solo son las primeras estrofas, escucha amigo:
El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Flotando como un velero
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño
En el corazón del sueño.
– Suena a música Federico.
– No me digas amigo mío, aunque, bien pensado todos los poemas suenan a música y huelen a verbo.
– Así es Federico, así es. A música y a verbo.
© Javier Sánchez enero de 2023
El arroyo
Contemplo el arroyo que viene danzando a saltitos del valle alto
Siento el frescor de la brisa que mueve a su paso en mi cara.
Al otro lado del arroyo habitan unas margaritas que parece que bailan al son de sonido del agua del arroyo, meneandose suavemente bajo este agradable sol.
Veo pasar el agua cristalina como un regalo de la vida, un agua brillante que corretea entre piedrecitas de diferentes colores…. aunque observo que poco a poco el agua que danza entre las preciosas se va tiñendo de color rojo y marrón y de repente una explosion me despierta y revientan mis oidos. Gritos, disparos, explosiones… Mi compañero me está gritando pero solo veo su cara cerca de la mía y gesticulando; de pronto lo oigo.
– Coje la camilla que hay heridos, hay que salir del arroyo y subir a la colina de la cota 321.
Despierto del agradable sueño de otro bombazo y la voz de mi compañero se hace atronadora. Una bomba de mortero cae a diez metros de nosotros y me entierra en piedras y tierra. Mis oídos comienzan a inundarse del infierno del entorno. Las bombas de mortero han caído de pleno a nuestro lado, los disparos dan en blanco, es algo ensordecedor, nuestros compañeros disparando, el enemigo disparando, las bombas machacando. Todo el mundo gritando, el espanto se apodera de mi.
Tengo tierra y piedras por encima y por dentro del uniforme, Eduardo, mi compañero, me agarra del brazo y me levanta de un tirón, salimos rápidos a mirar. Nos llaman de todos los sitios, no podemos ir a todos, simplemente nos miramos y elegimos al que más probablemente tenia más posibilidad de sobrevivir y evacuarlo rápido a la parte de abajo de la pequeña vaguada, allí están los camiones y de alli a la retaguardia en las tres tiendas de campaña que hacen las funciones de hospital de guerra. Y los mandos. Las estrellas y las medallas pululan por allí.
Arriba ya en la colina vemos el espectáculo, un compañero nos mira, con la cara llena de sangre y tierra, es Juan, nuestro amigo Juan. Maldita sea es Juan.
– Corre Edu, cogele de las piernas…
– Le faltaba una, -me dice Eduardo- y no la encuentro.
– Eduardo se estaba volviendo loco buscando la pierna que no aparecía por ningún sitio…
– Edu, déjalo ya!! Hemos de bajarlo a las tiendas. Pero ya mismo.
Como podemos lo cargamos en la camilla, seguían explotando las bombas, los gritos y los disparos. Por fin Juan está en la camilla y corremos camino abajo, hacia las tiendas, hacia el hospital de campaña.
Después de una agotadora media hora corriendo con Juan cargado llegamos a ver las tiendas.
– Vamos, vamos un poco más y ya estamos, aguanta Juan.
– Creo que ha muerto – me dice Eduardo.
– Maldita sea!!! Maldita guerra, malditos todos, malditos generales, malditos políticos, malditos todos…
Llegamos a las tiendas y solo se ve en el suelo mantas tapando cuerpos a la puerta de una de las tiendas. El médico sale rápido y certifica que Juan ha fallecido. Estoy desolado, esto es una locura, gente muriendo por lo que otros deciden que no es lo correcto o que es lo que piensan que es lo lo correcto o porque quieren jugar a las guerras. Y… Los que de idean quién vive y quién muere, no están allí en el frente.
Dejamos la camilla y cubrimos a Juan, rapidamente cojemos otra camilla y nos disponemos a la vuelta al frente, pasamos por las grandes tiendas y oigo, al fondo de las más grandes, gritos de gente riendo y gritando sobre victorias.
Suelto la camilla y me dirijo a aquella tienda. Al entrar veo a todos esos mandos bien vestidos con uniformes de campaña impolutos, en la mesa planos de donde muere mi gente, licores, comida…
– Que quieres soldado – me pregunta un capitán.
– No quiero nada mi capitán, solo venía a comunicarles, con todo respeto, que mi compañero Eduardo y yo, volvemos al arroyo, a la cota 321 a recoger soldados fallecidos, destrozados, llorando, gritando, bajo las balas, las explosiones de mortero y otros horrores, muriéndose mientras ustedes están aquí mirando una mapa de color verde, que por cierto les aseguro que no es verde, es rojo de sangre. Nada más que eso. A sus órdenes mi capitán, con su permiso salgo de nuevo, la gente se muere allí arriba.
Allí quedaron los mandos mirándonos atónitos, mientras Eduardo y yo subíamos el camino del arroyo arriba otra vez dirección al horror de la guerra que otros componen para que nosotros la bailemos.
© Javier Sánchez enero de 2023
No sólo hay una guerra, existen miles de conflictos armados, uniformados y no uniformados. Movidos solo por intereses lucrativos de una minoría. Hay guerras que están olvidadas por otras que son mucho más mediáticas. Una guerra es una guerra y no tiene colores excepto el de la sangre.
El tiempo.
Sueño que te abrazo con suavidad
Pues mi alma anhela esa belleza
que en en tiempos amaneció
por sorpresa en mi triste mundo.
Coronas engastadas del bosque
Que ella trae cada meñana en su pelo
Y me cuenta cuentos de amor
susurrados al oído, crepita la leña.
Y los tiempos ceden, tiempos pasan
Ya no da tiempo, no puedo danzar
Tiempos ceden, tiempos pasan
Ya no da tiempo, no puedo danzar
Ella fue, durante milenios, mi razón
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños
Pero el tiempo va creando un abismo
Abismo insondable, que no se detiene
Y me pasa por encima cual avalancha
de nieve de primavera, fresca y letal
No puedo ser quien fui, pues ya no soy
Ya no alcanzo la felicidad que deseo
Amo los tiempos y ello no es bueno.
Pues la vida ya ha pasado por mi lado
Dioses de la vida os consulto:
¿Debo de alejarme?
Pues amo su libertad
Pues amo su ímpetu
Pues amo sus sonrisas
Pues amo su voz
Ella fue, durante milenios, mi razón
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños
Dioses de la vida os consulto:
¿Debo de alejarme?
Pues amo su libertad
Pues amo su ímpetu
Pues amo sus sonrisas
Pues amo su voz.
Ella fue, durante milenios, mi norte
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños.
Pero el tiempo crea el abismo
Abismo insondable y no se detiene
Y me pasa por encima cual avalancha
de nieve de primavera, fresca y letal
No puedo ser quien fui, pues ya no soy
Ya no alcanzo la felicidad que deseo
Amo los tiempos y ello no es bueno.
Pues la vida ya ha pasado por mi lado
© Javier Sánchez enero de 2023
En un segundo de año
Por estas fechas, la gente se desea siempre un año nuevo LLENO de todos los parabienes que, por cierto, no han deseado para nadie en 364 días, salvo muy honrosas excepciones. No cambia todo en un segundo. Nunca lo hará.
Yo la verdad lo que os deseo es que… Bueno deseo para todos nosotros, los denominados seres humanos tengamos un año VACÍO…
..de muertes.
Un año vacío de sufrimientos.
Un año vacío de mentes quebradas sin cuidar.
Un año vacío de políticos hipócritas y falsos.
Un año vacío de llantos.
Un año vacío de terribles insomnios.
Un año vacío de mentiras.
Un año vacío de mujeres con morados por todo el cuerpo.
Un año vacío de mujeres enterradas por locos malditos.
Un año vacío de mujeres con el terror metido en su cuerpo.
Un año vacío de la soledad de los ancianos.
Un año vacío de la ausencia de cobijo.
Un año vacío de personas malviviendo por las calles.
Un año vacío de las jodidas malas artes de la gente que vive y sólo sobrevive con la maldad por bandera.
Un año vacío de guerras.
Un año vacío de hambre.
Un año vacío de sonrisas hipócritas ante lágrimas sinceras.
No sé, en definitiva, un año que sea humano, humano de verdad, que sé que no será así, pues aquella frase de «saldremos mejores» es la mayor estupidez que inventó algún imbécil que no conoce para nada al ser humano o que habla para no estar callado.
Ciertamente es que, me queda menos vida por delante que la que he vivido y ojalá pueda vivir un año, solo uno, de tranquilidad y de todo lo que nos hace falta, a todos.
Vida.
© Javier Sánchez diciembre de 2022, casi enero de 2023