TDM trastorno depresivo mayor

Cuando…

El vacio y la desesperanza, La fuerza del alma convertida en arena. La sonrisa borrada El cansancio y la falta de energía. La ausencia de consideración, por el esfuerzo trabajado. El sentimiento de culpa. Los llantos escondidos tras las puertas de las risas. La amabilidad forzada con el alma destrozada. El hundimiento del mundo a tu alrededor. La soledad, la espantosa soledad, de la incomprensión. La falsedad, que invoca a esa soledad entre tanta gente. La mano que no te acaricia y el hombro que no llega. El ser fuerte durante años, sin necesidad de serlo. Las exigencias malvadas. El interés de la gente, sólo cuando interesa. El esfuerzo del llanto que ríe en el espejo. El pozo estrecho. Pensamientos terribles sobre la muerte, pensamientos suicidas. El miedo… a todo.

Se convierte en un monstruo de multiples cabezas, que te va comiendo, minando la vida. Y los que creen que te conocen o creen que saben qué es lo que te sucede y te comentan:

  • “Es que nadie te puede ayudar…”, “debes de salir solo”, animo que todo pasa”


No, eso no es cierto, pues lo único que sirve, a nivel humano, son las miradas, los alientos, os abrazos, las sillas que se mueven hacia ti con una sonrisa. Eso es ayudar, eso es empatizar, eso es entender, eso es apoyar.

Pero es que este mundo no se mueve por una lágrima, no se mueve por un insomnio, ni porque te ocultes en la cama, bajo las sábanas o miles de ellas y tus lágrimas se escondan entre tus manos.

Con solo una persona, solo una, entre millones, puede solucionar, puede aliviar de sobremanera lo que ningún profesional, ningún «cuñado» charlatan ni ninguna terrible frase como la… “yo he pasado por ahí, ánimo, todo pasa” Una persona con alma.

Alma, solo hay que tener alma. Y es que con solo esa determinación de una sola persona, con solo una, te puede dar el asidero para salir. Salir del pozo negro, de esa perdida, del agotamiento de perseguir nubes en la niebla y ser ciego en blanco. Solo un ser humano con las seis letras puede hacerlo.

Hace unos días lloré, conviví con una persona de mi sangre que estaba defendiéndose del ataque sin piedad de la vida y eso es algo terrible, vi esa angustia en su cara que desarmaba mi alma hasta el punto de que ahora, hoy, esta noche, a las 00:10, he decidido escribir esto, entre lagrimas, con el alma encogida y consumiéndose poco a poco y esperando a volver para ayudar.

Y es que no puedo evitar pensar en el infierno que persoalmete viví hace tiempo y en el cual siempre estoy en peligro de volver a caer. En aquel espanto de duerme vela, de hundimiento, de llantos nocturnos, de no querer despertar. No dejo de pensar en aquellas tristezas incontrolables y en la soledad acompañada de nadie. Soledad entre multitudes.


El Trastorno Depresivo Mayor es un parasito que se instala en tu mente, en tu cuerpo, en tu entorno y te incapacita para la continuación normal de la vida. Es algo realmente espantoso, realmente terrible y no lo atendemos como corresponde. Tenemos que acostumbrarnos a mirar al lado, a nuestro lado y mirar a los ojos de las personas, a no guardar silencio por comodidad y dejar pasar el trance de a persona. Si tienes alma, lo entenderás enseguida.


De verdad, os lo prometo, sé de lo que escribo. Se lo que es literalmente.


 

© Javier Sánchez febrero de 2023

Veritas

Últimamente, tal vez será porque la edad avanza y me convierte en algo con sinceridad venenosa o porque la gente se va y no vuelve a mi vida, me he dado cuenta que todo el mundo quiere, imperativamente, mostrar la apariencia de que todo le va bien, de que todo está bien, hasta que por casualidad tienes, simplemente, una pequeña conversación con ellos.

Y es entonces cuando te das cuenta de que nadamos entre unas amplias generaciones inundadas de tristeza, de personas solas, que no solitarias, luchando por sobrevivir, viviendo entre frases hechas, caras sonrientes, de dibujos con corazones y besos y poses de fotos bonitas. Y una nula sinceridad, nula comunicación y/o empatía.

P.D.
También puedo estar equivocado.



© Javier Sánchez febrero de 2023

Y su mente se vació de flores

Tenía su alma hecha girones por no atender a las razones de la razón, la que nunca sirve para vivir realmente.

Tenía su alma rasgada, por no entender la jugada, la jugada del destino, la que no entiende de amores encontrados. La jugada de amores extraños, la que no entiende de destinos.

Su mente se vació de flores y todo por no entender ni atender a sus errores. Y su mente, al borde del abismo, por no ver el pequeño atisbo de ese, el que no era.

El error de quererla o amarla, así era, sin deber y sin poder, así era. Error, el error, la errata, la que siembra la vida, de vez en cuando y obligó a que la esperanza partiera.

Él, una vez le dijo, te amo, fue tan fácil y sonaba tan bien, cual música de trovador nocturno, bajo el balcón de la doncella. Pero que la doncella amada le devolviera el anhelado te amo no era posible. Y su alma enfermó, pues el supo que ya nunca estaría con ella.

El hombre sabia, que antaño las distancias eran salvables. Por que los amores eran iguales. Por muy lejos que estuviera la bella dama, él existía. Pero el devorar del tiempo creó la gran brecha, la que distancia las sonrisas.

Y aún asi los sentimientos, si, esos que son amores, todavía corren en cuadrigas de cuatro caballos. Igual que hace tres mil años. Nada cambia.

Y el hombre pensó:
– «Que misterio insondable es esto del amor, que cual peregrino que no sabe donde va. Alma que no piensa y se torna corta de entenderás cayendo al abismo de la locura»



©Javier Sanchez febrero se 2023

Ayer

Eran tiempos de mente blanca y pura. Del frío que se curaba con el calor de las manos mamá.

Eran tiempos de colegio.
Del maestro con el titulo de Don o Doña…
De cuando la educación estaba en casa y las letras y los números en el cole.
De si te castigaba el profe, en casa sucedia… «Algo habrás hecho»
Los psicólogos solo estaban en las películas.

De salir a la calle, a jugar con los amigos y amigas hasta la hora de cenar. De correr porque si, no porque es obligatorio o moda. De rodillas peladas. De heridas en los codos. De hacer el parque de casa un bosque sin fin.
De juegos que ahora suenan extraños.
De las sabanas limpias de mama. De la cama hecha por ella como nadie sabia hacerla, ni sabrá.

Eran tiempos de papá cenando con todos, antes de ir a trabajar. Solo pedía eso el hombre. Cenar en casa, los siete. Una ángel de hombre que se desvivio por nosotros y pagó con su salud.

Eran los tiempos que mi madre andaba por la casa con la radio a tope, cantando y las tristezas espantando. Porque, si, ahora hay problemas, pero me río yo de estos problemas.

Eran tiempos de gloria, de veranos de playa, de camping, de pueblo en verano, todo el día al oreo, de inviernos de abrigo volviendo solo del cole con tu hermana pequeña de la mano, sin guardaespaldas, con lluvia o nieve, de infancia de verdad, sin maldad, con la niñez por montera y la sonrisa hecha con las caricias de tu gente, de amigos, amigas, vecinos, colegios, profesores, tíos, tías, primos, primas, abuelos, abuelas. De lo que era la vida al viento, natural y auténtica.

Y mi madre cantando espantando tristezas.


© Javier Sanchez febrero de 2023

Ambos

Ella le dijo:
No creas que estás solo, amor mio
Recuerda, estoy a tu lado, sientelo
Recuerda, siempre estoy a tu izquierda.

Aunque, para él la vida nunca es fácil
Ella siente su alma de una manera unica y siempre le susurra:

No creas que estás solo, no es así
Recuerda, estoy a tu lado, creeme
Recuerda, siempre estoy
sentada a tu izquierda.

No te pierdas solo, no te pierdas
Entre tus profundos abismos
y los abismos de los demas
Ya no sufras más porque:

No creas que estás solo, no es así
Recuerda, estoy a tu lado, sientelo
Recuerda, siempre estoy
sentada a tu izquierda,

Posa tu mano en mi pierna,
donde grabé tu nombre, años ha
Recuerda que siempre me importarás

Donde estés y cuando no estés.
En el tiempo que estés, sienteme
Pues en tu mano dormiré
Sujetando tu espalda, al dormir.

Y el le contestó:
Mujer, ruego a los dioses
Que nunca me faltes, nunca te vayas
Pues si yo he partir de estos mundos
Siempre tendrás mi sonrisa y mi amor.

Cuando mi alma pese veintiún gramos
Siempre me sentirás a tu derecha
En tus labios y acariciando tu espalda
Rozando mi nombre dibujado en tu pierna

No creas que estarás sola, no es así
Recuerda, estaré a tu lado, siempre
Recuerda, siempre estaré sentado
Sentado a tu derecha, mirándote.



© Javier Sánchez febrero de 2023

Con Federico, aquella mañana en el parque.

Aquella mañana, en el parque, había quedado con mi amigo Federico, una bella y soleada mañana de marzo. Hacia un año que Federico y yo no nos veíamos, solo por carta sabiamos el uno del otro. La distancia fortalece la amistad y Federico era amigo, un amigo de verdad, sé que es una redundancia el ser un amigo de verdad. Federico, hombre culto, amable y con un excelente sentido del humor, aunque quien no lo conociera íntimamente desconocía tal faceta. Y por alli venía, por el camino del parque, entre las flores, paseando tranquilo con una sonrisa en la boca, esa sonrisa que desarmaba a cualquiera, ya preparaba sus brazos para el abrazo alargando con ello su sonrisa.
– Querido amigo cómo estás, como va la vida, tiempos hace.
– Si, tiempos hace Federico, me alegro muchísimo de verte. Un abrazo amigo mío.

Federico me dio un abrazo como solo él sabía dar y me invitó a sentarnos en el banco.
– Sabes amigo mío anoche estaba muy nervioso y no habia manera de dormir. Tenía tantas ganas de verte…
– Aquí estoy y el mundo también, lo he traído conmigo.
– Ay amigo, este mundo que está dejando de soñar y solo piensa en militar.
– Si, Federico , así es…
– Mira amigo mío, cuando consegui dormir tuve un sueño y vinieron a mi sueño unas palabras que pulularon a través de mis sueños y se convirtió en algo como un pequeño poema. Solo son las primeras estrofas, escucha amigo:

El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero
Flotando como un velero

Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño
En el corazón del sueño.

– Suena a música Federico.
– No me digas amigo mío, aunque, bien pensado todos los poemas suenan a música y huelen a verbo.
– Así es Federico, así es. A música y a verbo.

© Javier Sánchez enero de 2023

El arroyo

Contemplo el arroyo que viene danzando a saltitos del valle alto
Siento el frescor de la brisa que mueve a su paso en mi cara.
Al otro lado del arroyo habitan unas margaritas que parece que bailan al son de sonido del agua del arroyo, meneandose suavemente bajo este agradable sol.

Veo pasar el agua cristalina como un regalo de la vida, un agua brillante que corretea entre piedrecitas de diferentes colores…. aunque observo que poco a poco el agua que danza entre las preciosas se va tiñendo de color rojo y marrón y de repente una explosion me despierta y revientan mis oidos. Gritos, disparos, explosiones… Mi compañero me está gritando pero solo veo su cara cerca de la mía y gesticulando; de pronto lo oigo.

– Coje la camilla que hay heridos, hay que salir del arroyo y subir a la colina de la cota 321.

Despierto del agradable sueño de otro bombazo y la voz de mi compañero se hace atronadora. Una bomba de mortero cae a diez metros de nosotros y me entierra en piedras y tierra. Mis oídos comienzan a inundarse del infierno del entorno. Las bombas de mortero han caído de pleno a nuestro lado, los disparos dan en blanco, es algo ensordecedor, nuestros compañeros disparando, el enemigo disparando, las bombas machacando. Todo el mundo gritando, el espanto se apodera de mi.

Tengo tierra y piedras por encima y por dentro del uniforme, Eduardo, mi compañero, me agarra del brazo y me levanta de un tirón, salimos rápidos a mirar. Nos llaman de todos los sitios, no podemos ir a todos, simplemente nos miramos y elegimos al que más probablemente tenia más posibilidad de sobrevivir y evacuarlo rápido a la parte de abajo de la pequeña vaguada, allí están los camiones y de alli a la retaguardia en las tres tiendas de campaña que hacen las funciones de hospital de guerra. Y los mandos. Las estrellas y las medallas pululan por allí.

Arriba ya en la colina vemos el espectáculo, un compañero nos mira, con la cara llena de sangre y tierra, es Juan, nuestro amigo Juan. Maldita sea es Juan.
– Corre Edu, cogele de las piernas…
– Le faltaba una, -me dice Eduardo- y no la encuentro.
– Eduardo se estaba volviendo loco buscando la pierna que no aparecía por ningún sitio…
– Edu, déjalo ya!! Hemos de bajarlo a las tiendas. Pero ya mismo.

Como podemos lo cargamos en la camilla, seguían explotando las bombas, los gritos y los disparos. Por fin Juan está en la camilla y corremos camino abajo, hacia las tiendas, hacia el hospital de campaña.

Después de una agotadora media hora corriendo con Juan cargado llegamos a ver las tiendas.
– Vamos, vamos un poco más y ya estamos, aguanta Juan.
– Creo que ha muerto – me dice Eduardo.
– Maldita sea!!! Maldita guerra, malditos todos, malditos generales, malditos políticos, malditos todos…

Llegamos a las tiendas y solo se ve en el suelo mantas tapando cuerpos a la puerta de una de las tiendas. El médico sale rápido y certifica que Juan ha fallecido. Estoy desolado, esto es una locura, gente muriendo por lo que otros deciden que no es lo correcto o que es lo que piensan que es lo lo correcto o porque quieren jugar a las guerras. Y… Los que de idean quién vive y quién muere, no están allí en el frente.

Dejamos la camilla y cubrimos a Juan, rapidamente cojemos otra camilla y nos disponemos a la vuelta al frente, pasamos por las grandes tiendas y oigo, al fondo de las más grandes, gritos de gente riendo y gritando sobre victorias.

Suelto la camilla y me dirijo a aquella tienda. Al entrar veo a todos esos mandos bien vestidos con uniformes de campaña impolutos, en la mesa planos de donde muere mi gente, licores, comida…

– Que quieres soldado – me pregunta un capitán.
– No quiero nada mi capitán, solo venía a comunicarles, con todo respeto, que mi compañero Eduardo y yo, volvemos al arroyo, a la cota 321 a recoger soldados fallecidos, destrozados, llorando, gritando, bajo las balas, las explosiones de mortero y otros horrores, muriéndose mientras ustedes están aquí mirando una mapa de color verde, que por cierto les aseguro que no es verde, es rojo de sangre. Nada más que eso. A sus órdenes mi capitán, con su permiso salgo de nuevo, la gente se muere allí arriba.

Allí quedaron los mandos mirándonos atónitos, mientras Eduardo y yo subíamos el camino del arroyo arriba otra vez dirección al horror de la guerra que otros componen para que nosotros la bailemos.



© Javier Sánchez enero de 2023

No sólo hay una guerra, existen miles de conflictos armados, uniformados y no uniformados. Movidos solo por intereses lucrativos de una minoría. Hay guerras que están olvidadas por otras que son mucho más mediáticas. Una guerra es una guerra y no tiene colores excepto el de la sangre.

El tiempo.

Sueño que te abrazo con suavidad
Pues mi alma anhela esa belleza
que en en tiempos amaneció
por sorpresa en mi triste mundo.

Coronas engastadas del bosque
Que ella trae cada meñana en su pelo
Y me cuenta cuentos de amor
susurrados al oído, crepita la leña.

Y los tiempos ceden, tiempos pasan
Ya no da tiempo, no puedo danzar
Tiempos ceden, tiempos pasan
Ya no da tiempo, no puedo danzar

Ella fue, durante milenios, mi razón
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños

Pero el tiempo va creando un abismo
Abismo insondable, que no se detiene
Y me pasa por encima cual avalancha
de nieve de primavera, fresca y letal

No puedo ser quien fui, pues ya no soy
Ya no alcanzo la felicidad que deseo
Amo los tiempos y ello no es bueno.
Pues la vida ya ha pasado por mi lado

Dioses de la vida os consulto:
¿Debo de alejarme?
Pues amo su libertad
Pues amo su ímpetu
Pues amo sus sonrisas
Pues amo su voz

Ella fue, durante milenios, mi razón
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños

Dioses de la vida os consulto:
¿Debo de alejarme?
Pues amo su libertad
Pues amo su ímpetu
Pues amo sus sonrisas
Pues amo su voz.

Ella fue, durante milenios, mi norte
Llenó mi vida de sonrisas y sentido
Ella, la mujer de los encantamientos
Llenó mi vida de magia y sueños.

Pero el tiempo crea el abismo
Abismo insondable y no se detiene
Y me pasa por encima cual avalancha
de nieve de primavera, fresca y letal

No puedo ser quien fui, pues ya no soy
Ya no alcanzo la felicidad que deseo
Amo los tiempos y ello no es bueno.
Pues la vida ya ha pasado por mi lado


© Javier Sánchez enero de 2023




En un segundo de año

Por estas fechas, la gente se desea siempre un año nuevo LLENO de todos los parabienes que, por cierto, no han deseado para nadie en 364 días, salvo muy honrosas excepciones. No cambia todo en un segundo. Nunca lo hará.

Yo la verdad lo que os deseo es que… Bueno deseo para todos nosotros, los denominados seres humanos tengamos un año VACÍO…

..de muertes.
Un año vacío de sufrimientos.
Un año vacío de mentes quebradas sin cuidar.
Un año vacío de políticos hipócritas y falsos.
Un año vacío de llantos.
Un año vacío de terribles insomnios.
Un año vacío de mentiras.
Un año vacío de mujeres con morados por todo el cuerpo.
Un año vacío de mujeres enterradas por locos malditos.
Un año vacío de mujeres con el terror metido en su cuerpo.
Un año vacío de la soledad de los ancianos.
Un año vacío de la ausencia de cobijo.
Un año vacío de personas malviviendo por las calles.
Un año vacío de las jodidas malas artes de la gente que vive y sólo sobrevive con la maldad por bandera.
Un año vacío de guerras.
Un año vacío de hambre.
Un año vacío de sonrisas hipócritas ante lágrimas sinceras.

No sé, en definitiva, un año que sea humano, humano de verdad, que sé que no será así, pues aquella frase de «saldremos mejores» es la mayor estupidez que inventó algún imbécil que no conoce para nada al ser humano o que habla para no estar callado.

Ciertamente es que, me queda menos vida por delante que la que he vivido y ojalá pueda vivir un año, solo uno, de tranquilidad y de todo lo que nos hace falta, a todos.

Vida.

© Javier Sánchez diciembre de 2022, casi enero de 2023

Esa palabra

Castellano: amor
Catalán: amor
Euskera: maitea
Gallego: amor
Italiano: amore
Francés: amour
Portugués: amor
Griego: agápē
Inglés: love
Alemán: liebe
Holandés: Liefde
Noruego: kjarleik
Finés: rakkaus
Danés: kæreste
Sueco: älskling
Ruso: liubof
Serbio: ljbav
Polaco: milós
Esloveno: laska
Quechua: khuyay
Guaraní: mborayhu
Aymara: Irpasiri
Náhuatl: tlazohtla
Arabe: houb
Japonés: Ai
Chino: ài qíng
Hindi: ishq
Hebreo:Ahabáh

…Y mil mas. Es solo es una pequeña muestra.

Y es que esa preciosa palabra, la que todos podemos hacer que cante de la forma mas bella, la que todos debemos de aplicar a nuestras vidas, porque la esencia de la humanidad de ahi nace.

Esta bellisima palabra debe de estar por encima de todo. Ya que la estamos olvidando, la estamos supliendo por algo extraño entre, guerras, explotaciones, violaciones, asesinatos, genocidios, humillaciones, llantos, silencios, prepotencias, perjuicios, prejuicios, opresiones, ansiedades, ahogos, cansancio, enfermedades, politicos, hambre, militares, reyes, dictadores, corbatas de seda, ciudades, ruinas, pobreza, bombas, balas, gente sin alma, manos al cielo, homicidas, asesinos, lodo, ídolos, polvo, banderas, rastreros…. (Indicar lo que se os ocurra)

Hay que buscarla y encontrarla, nos es urgente.

 

© Javier Sanchez diciembre de 2022
 

SOS

Ayúdame a quererte, estoy en el final vital. Ayudane.
Mujer, ayudame a amarte aunque solo sea rozar esa dependencia que tengo de ti. 

Pero ayudame a seguirte, me quedo sin fuerzas, pues ya ando por mi final vital y sé que me va a faltar el tiempo. Y no deseo esperar otras vidas. .

No tengo tiempo. Ayúdame a quererte.

©Javier Sanchez diciembre de 2022

Mirando al cielo azul.

Ellos, estuvieron toda una vida buscando sin saber, toda una vida con la mirada perdida en los ojos de la gente, sin saber porqué, toda una vida transcurrída de una manera extraña, con ese constante peso en el pecho que no les dejaba vivir durante décadas, notando que algo les faltaba.

Toda una vida caminando, ellos solos, perdidos entre tanta gente, necesitando algo que aún desconocían, mirando al cielo azul, sin saber el porqué ya tenían la sensación de que conocían ese cielo.

Y llegó un día, llegó una mañana de otoño, aquella mañana de aquel octubre, en aquel banco de madera de aquel pequeño parque repleto de flores amarillas, de una manto de hojas caídas de los arboles, en medio de aquella enorme y ruidosa ciudad. Ellos, con toda una vida a cuestas se vieron uno sentado al lado del otro y se miraron, recordando en aquel mismo instante aquel cielo que ambos miraban cada día, y fue entonces cuando el corazón aceleró…

… hasta la sonrisa…

.

©Javier Sánchez diciembre de 2022

Pequeños e importantes detalles.

Las pequeñas cosas, las mas insignificantes, aunque no les demos importancia, esas minudencias, llenas de pequeñitos detalles, colores y formas, son las que componen realmente la vida. La vida que te rodea.
Un buenos días y un beso, y no un hasta luego y un portazo.
Un regalo cualquier día, no cuando toca.
Un creo en ti, lo sabes, estoy aquí.
Un beso en la frente, de repente, sin venir a cuento.
Un no me importa, eres tú.
Un abrazo en medio de la calle, porque si.
Un, te veo, no lo dudes.
Una caricia escondida.
Un, vamos a cantar, da igual todo.
Un, no te peines.
Un, te necesito, hoy no veo.
Una copa de vino, en una tarde de verano.
Una canción y un baile, donde sea.
Un me gusta que seas así, me da igual como, pero así como eres.
Un, es que eres tú, si, tú.
Un… Da igual, un detalle a destiempo.

De eso se trata, de detalles, de todo lo que compone el hacer feliz a alguien.




© Javier Sánchez diciembre de 2022

Hijo.

Cuando todo comience a hundirse a tu alrededor.
Cuando esa sombra te haga sentir tan minúsculo e indefenso.
Ahí estarán mis manos para acariciar tus lágrimas.

Allí estaré. Siempre estaré, aunque no esté. Aunque ya se me acabe el tiempo.

Cuando la noche se acerque y el miedo atenace tu alma, ahí estaré. Abrazándote y acariciándo tu cabello, sentado a tu lado. Para que tengas un bello sueño.

Y recuerda que, mientras tenga fuerzas, mientras la vida me respete, si me necesitas, todo lo que tienes que hacer es llamarme y allí estaré. El primero, esté donde esté, aunque no esté.

Y un día me iré y ojalá sea cuando tú ya duermas bien. Pero tú, hijo mío, no te preocupes, que por muchos años que pasen, siempre serás mi hijo. Siempre me tendrás a tu lado. Siempre seré tu padre.

A mí hijo.



©Javier Sanchez noviembre de 2022

Esos detalles de aquella canción

La primera vez que escuche esta belleza, tenía 24 o 25 años.
Os explico: A mí me impactan las piezas muy melódicas, con acompañamientos que llenan todo la composición con pequeños detalles, con preciosas caídas melódicas y la belleza inigualable de la voz de George Michael.
Y hay canciones que todavía alteran mi alma. Las personas que me conocen bien, lo saben, saben que Javier se queda extasiado con alguna canción en especial.

Hoy por hoy sigo haciendo lo mismo que hacía en aquellos tiempos. Busco una canción, o es más y mejor, a veces la reencuentro, como me ha sucedido con esta, y entonces la disfruto, cierro los ojos e intento escucharlo todo lo que suena en la pieza, todo. A veces varias veces pera buscar los pequeños y bellos detalles. Así me empapo de aquella historia que es sólo mía.

Tal vez sea que me dediqué a la música en mis preciosos tiempos de juventud y, ahora, me dedico de forma no profesional a componer para mí y alguna pieza para amigos y amigas.
Esta canción me recuerda a ti, me recuerda a ella. A los ojos cerrados de aquel tiempo, al tiempo de la piel suave, de sonrisas amplias. Me recuerda al no te vayas porfavor, quédate cinco minutos más. Al «si hubiera doblado una esquina diferente, nunca te hubiera conocido». A «eres la única que detiene mis lagrimas», como dice la canción.
Es bellísimo.

Y es que la belleza existe, de veras, os lo aseguro, porque yo, siendo una persona poco agraciada, tal vez por ello, por ser poco agraciada, tengo la ventaja de encontrarla por todos los sitios, pero al fin y al cabo no hay que ir muy lejos, ni tener un bello semblante, de veras.

Querido lector o lectora sólo cierra los ojos, antes, durante y después de la canción, respira hondo, y deja que llegue, a tu mente, todo aquello que crees que se perdió, veras como te inunda algo placentero por el cuerpo que llega a tu alma, que te corta la respiración e incluso humedecera los ojos. Eso es belleza
Veras la belleza de cerca.
Ya me contáis….



© Javier Sánchez noviembre de 2022

No.

No, no, no, no te quedes con nadie porque toca o porque te ves mayor o porque lo que sea… Mira, mejor camina y quiérete mucho.
Quien quiera, quien te quiera de veras, quien te quiera acompañar que avance contigo y dale la bienvenida a tu vida.
Porque esa persona es la que te hará sentir, te hará reír y será contigo lo que queráis ambos.

Porque la vida no es para siempre, las personas no son eternas y tú tampoco.

A mi hermana

© Javier Sánchez noviembre de 2022

¿Sabéis?

¿Sabéis? Ya con sesenta años me he dado cuenta que he aprendido muchísimas cosas y solo en dos meses que hace que los cumplí. En octubre, estoo digo para los y las que no me habéis felicitado.

He aprendido de la calma, de esa sin descansar. He aprendido a discutir sin esa vena desbocada en la frente. Que, no me había dado cuenta, pero sigo aprendiendo a vivir. Oye pues que amo de otra manera, con el sosiego que te dan esos nervios que producen el que alguien sea capaz de amarte. Que fuerte oyes a mi edad.

He aprendido, que he terminado desconociendo a personas que conocía y sigo con la misma calma, sin moverme del sillón. Que me encanta hacer reír y, mejor aún, que todavía lo consigo, ayudar y dar cariño. Que no me he bajado del mundo, simplemente lo observo y me permito el lujo de criticarlo, porque ya puedo, ya me entendéis. Que todo se repite, de diferentes colores, pero todo se repite. Que he adquirido el poder de detectar la maldad y que he perdido vista. Que lo mío no son las clases de yoga, porque me ponen nervioso. Que las vacaciones son para no hacer nada, pero nada de nada, para qué. Que todavía sufro por mi gente, la que me queda, porque, la verdad es que no estoy muerto en vida. Que es mentira lo de que los 60 son los nuevos 50, eso lo ha dicho uno que de matemáticas, vamos que ni idea. Que, la verdad, es que si no contactan conmigo ya no persigo a nadie para saber de su vida. Que me encanta enamorarme, porqué no, qué pasa ¿Qué no puedo?. Que me cabreo pero es que ya me callo, para qué. Que no entiendo el japonés. Ni el chino y eso de que el inglés es fácil, también es mentira.

Que mi guitarra todavía está en la habitación y nunca me falla. Que mi piano sigue sonando bien y me hace soñar. Que la música sigue siendo mi guía. Que hay canciones que me matan tres veces al día.

Que se me está pasando toda esta fiesta de la vida en un suspiro, muy profundo y largo pero en un suspiro. Y no sé oye, que he pasado una pandemia, he vuelto a ser pobre (más pobre), que he estado a punto de palmarla tres veces y aquí estoy. Con sesenta y molestando.

Salud a todos y a todas. Menos a la gente que conserva la maldad en la piel.

© Javier Sánchez noviembre de 2022