Malos meses

No sabía si escribir esto, pero en un comentario con Sabius, Roque y Rovica, en una publicación mia, me impulsaron a ello La verdad es que no sé por dónde empezar.

De esta pandemia, la que todo el mundo habla en pasado, y que no es pasado, ha dejado una huella profunda y terrible en mi vida. Si, psicologica y físicamente violenta. Perdí tres amigos, a mediados de abril, bueno unos días antes y no pude despedirme de ellos, Juan, Robert y Lluisa, desaparecieron de mi vida de una manera cruel y silenciosa. Me enteré cinco días despues, cuando me lo comunicaron sus familiares.

Estos meses de noches en vela sin entender nada. Pensaba en la injusticia, ellos eran mis amigos, uno de mi infancia, Juan, bellísima persona, buena persona porque si, lo mejor que se puede decir de alguien que se ha ido. Robert, de la universidad, la persona con más sentido del humor que he conocido, los dos éramos los que no dejábamos comer a nadie en las cenas de amigos, un genio de la biología, amante de la naturaleza y de la vida y Luisa, de la universidad también, la mujer más inteligente que he conocido, abogada, madre de dos hijos, melómana, es lo que nos unía. Los tres se me fueron a la vez.

Hecho este, que me ha marcado para siempre y del cual intento recuperar la esencia de mi vida.

Queda este escrito como mi despedida, os llevo en el alma y todas mis lágrimas son vuestras y estáis y estaréis en mis recuerdos todos los días. Aunque lo viví y lo vivo solo.

Está pandemia se ha llevado también a Jepe, amigo de mi hijo, de treinta años, un desastre para la vida, treinta años, por dios, que poca vista tienes. También la perdida en cinco días del padre de una amiga suya. Duros, muy duros días.

Con un hijo destrozado por la tristeza, caído en depresión, en el miedo, el espanto a todo lo que ve, del incivismo. Actuando de psicólogo, tratando de levantarlo del hoyo en el que había caído y quedándome sin fuerzas día a día. Hasta poder poco a poco levantarlo de la niebla en la que había caído.

Y a su padre, o sea yo, le llaman del hospital, va a ingresar para intervención quirúrgica, ya se han abierto los quirófanos para patologías no COVID19, palabra que odio, la odio sin fin, me la han metido constantemente y sin ningún miramiento por todos los sitios. Psicológicamente oir o leer esta palabra me produce un desgarramiento de todo mi ser.

Mi hijo revive y carga las pilas de golpe, pues sabe a lo que me enfrento, cirugía mayor en el hospital de la Cruz Roja de Barcelona.

La operación se complica, la verdad es que nada viene de cara cuando algo sale mal, salen mal más cosas.

Realmente lo he pasado bastante mal, de hecho muy mal.

Y es que casi no despierto. Salio mal la operacion, y mi yo no despertaba. Dos días en la unidad de críticos, pisando la línea gris de la vida. Dos días que ellos, los de verde sufrieron lo no escrito porque yo no despertaba, no quería, o eso parecía, que me había rendido, así dos días, hasta que en un momento inesperado, a las 16:00, abrí los ojos.

El médico me dijo. «Por fin», creía que no querías volver.

Y aquí estoy. Con esta gente maravillosa, vestida de azul y verde, con un alma que se les sale por los pocos espacios que les quedan visibles. Guardando horror que han vivido durante la gran ola de la pandemia. Conocí a Patrick, enfermero de turno de noche, alérgico a unas fibras de las mascarillas, llevaba dos, eso es amor a su trabajo.

A mi me dolía todo, pero verles y sentirles con ese amor tratando a los pacientes me llenaban los ojos de lágrimas.

En sus ojos y comentarios me cuentan el horror del pico de pandemia, «entraba uno y moría otro» y así todo el día, todos los días.

Y se enervan al pensar lo que está sucediendo en la calle, la gente haciendo lo que le da la real gana. Sin pensar, es que en este país no se piensa, que dentro, aquí dentro ha muerto muchísima gente, y celebramos que han abierto las terrazas, con risas, ni ápice de decoro, sobre 40000 fallecidos. Vergüenza de pais.

Estoy triste, porque no veo nada de futuro en un país que disfruta de lo que le da la gana sin hacer caso a nadie, e insisto, tenemos 40000 muertos, y la gente sigue creyendo que no va con ellos, se cree inmortal.

Y aquí, les están esperando esta encantadora gente, vestida de colores, tapadas hasta los ojos, con una sonrisa sincera en la boca y el llanto por dentro.

Sanitarios, os admiro e idolatro. Sois especiales.

Ahora recuperación absoluta. Con la ayuda de un hijo que, orgulloso estoy, saqué del hoyo más profundo que existe.

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© Javier Sánchez 2020

Paciente del Hospital de la Creu Roja de Barcelona

… Y padre.

21 comentarios en “Malos meses

  1. No estés triste. Si puedes no estés triste. Lo que estás viviendo también forma parte de la vida. Un día saldrás y volverá la vida fuera del hospital, con sus días buenos, regulares y malos. No sé si la enfermedad enseña algo, es una experiencia que todos tarde o temprano tendremos que afrontar. No pasa nada. Ánimo y cuando salgas a llenarte de todas las cosas que te gusten. Un abrazo.

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  2. Antes que nada, espero y deseo, que te encuentres bien y recuperándote de tu intervención. Quiero decirte, que siento de todo corazón, que por culpa de este maldito virus, hayas perdido a tus queridos amigos. Te envío mucho ánimo y un abrazo grande querido amigo Javi 🌼🤗😊

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  3. Querido Xavier, desde el otro lado del mar con el mismo temor, la misma rabia y con la esperanza a media asta, quiero que todo vaya bien para ti, para nosotros, para todos, porque somos náufragos en el mismo bote y el mar, desconocido, luce furioso. Que las letras sean nuestro consuelo mientras podamos escribir y leer.
    Un abrazo inmenso.
    Manolo.

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  4. Vaya Javier lo siento mucho amigo.
    La verdad es que da mucho que pensar la mentalidad del ser humano, porque no solo es en este país, pero es cierto la gente no se da cuenta del daño que pueden producir por no respetar la salud de los demás.
    Un abrazo.

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  5. ¡Qué duro relato, Xabier, es terrible haber pasado por eso y…para nada, nada de nada, triste tristísimo. Lo siento como si fuéramos amigos de verdad. Malos tiempos para ese colectivo, que les toca salvar vidas a destajo, empezando por la de ellos y acabando por una panda de frívolos descerebrados, imbéciles. Fuerza, Xabier, categoría humana ya la tienes. Si algún día pasas por mi pueblo, Pontedeume, cuando todo esto sea una anécdota macabra inolvidable, avisa. Un abrazo.

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    1. Roque, muchísimas gracias por tus amables palabras. Muy duro y triste, si. Pero hay que seguir. Recojo tu invitación , de veras, si un día paso, que porque no, te avisaré y hablaremos de esta obra de teatro que nos ha mostrado la vida. Un abrazo muy grande.

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  6. Buf, no puedo ni imaginar el dolor y la rabia que debes sentir… Lamento mucho vuestras pérdidas (las tuyas y la de tu hijo), en estos tiempos todos estamos perdiendo a alguien de manera inhumana. Yo tampoco entiendo la falta de responsabilidad de la gente, la poca importancia que le dan a cuidar de su salud y de la de los demás… Mucho ánimo, muchas fuerzas y te deseo una pronta recuperación de tu operación. Un abrazo!

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  7. Vaya por delante mi deseo de recuperación total. Es difícil imaginar el dolor acumulado por lo que has expresado y además hay que ser valiente para hacerlo, eso habla bien de tí. Las perdidas de tus amigos y del amigo de tu hijo, son perdidas irremplazables que sin embargo se mantendrán en tu corazón siempre, allí donde estén. Conjunción de pena, pero también de miedo, incluso de rabia por lo que está pasando. La labor de los profesionales ha sido excelente y no la debemos olvidar jamás, y además en algunos casos por un sueldo de risa, como se está viendo en la prensa. Ellos son los héroes y deberíamos cuidarlos y valorarlos más si cabe. Cuídate Xavier y recibe mi abrazo, no de un bloguero, sino de un amigo en este mundo de letras e historias que nos ha unido.

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